El amor de una esposa cristiana 

Lo más importante de todo es que sigan demostrando profundo amor unos a otros, porque el amor cubre gran cantidad de pecados.

1 Pedro 4:8, NTV

En la iglesia donde fui presentado al nacer y donde tuve el honor de ser bautizado, misma donde asiste mi mamá María (Mi abuelita) acostumbran dar esa serie de pequeños libritos que común mente les decimos ¨un mensaje¨, que no es otra cosa que las predicaciones escritas de un predicador que se llamaba William Marrion Branham. (Abro este paréntesis mencionando que para algunos fue un profeta de Dios mientras que para otros solo un predicador, cuento esto con el fin de evitar que pudiese presentarse alguna especie de controversia al final de este artículo ya que el objetivo no es hablar respecto a su persona sino solo contarles un poco de donde fue que saque la historia que compartiré con ustedes). Suele ser un gozo llegar el lunes a comer a casa de mi mamá María luego de la universidad y venga ella con su rostro feliz diciéndome: ¨mira te traje este mensaje¨, sin duda será uno de mis recuerdos más bonitos que tendré de ella, así como la alegría de leerle estas predicaciones o leerle la Biblia, de hecho hace un par de semanas, pasamos toda la tarde, no solo le leí la Biblia y vimos una predicación, duramos horas hablando sobre Dios y su Palabra, fue algo muy hermoso. Dicho lo anterior este lunes me trajo un nuevo mensaje, quizás por el nombre fue me llamo más la atención y me dispuse a leerlo tan pronto me lo dio, y leyendo encontré esta hermosa historia con la que WMB nos ilustra y nos hace reflexionar sobre la grandeza del amor de Dios, mismo objetivo es lo que yo pretendo al compartirlo con ustedes.

(Otra cosa que quiero aclarar es que este artículo no lo he escrito como alusión al día de San Valentín esto es totalmente ajeno a la fecha, ya muchos que me conocen saben que yo aún mantengo una postura muy conservadora respecto a las celebraciones del mundo. También aclaro que el versículo que he usado no tiene ninguna relación con la historia dentro del mensaje ese fue un detalle que agregue yo).  

Hoy Él es el único Mediador entre Dios y el hombre, y somos libremente perdonados y absueltos. Dios ni siquiera sabe que alguna vez pecamos. Nuestros pecados fueron puestos en el mar del olvido, para jamás ser recordados. No podemos hacer eso nosotros mismos; somos finitos. Él es infinito. Y con nuestras mentes finitas, nosotros todavía podemos recordar, porque no somos lo suficientemente grandes. Pero Él es tan grande que Él aun olvida que alguna vez pecamos. Somos hijos e hijas en Su Presencia. Y todo lo que Él era, somos nosotros. Él llegó a ser el pecado de ustedes, para que ustedes pudieran llegar a ser Su justicia. Así que Dios no puede ver pecado en ustedes mientras la confesión de ustedes esté en Cristo Jesús.

Alguien hace tiempo dijo: ¨Si yo creyera una cosa como esa, ¡yo me arrancaría! Yo me iría de parranda en la ciudad. Iría a todo salón de baile. Me embriagaría tanto, y todo porque...¨

¨¿Por qué?¨

¨Uno ya está seguro en Cristo. ¿Qué importa?¨

Yo dije: ¨Eso muestra que ustedes no lo han recibido¨. Si el amor de Dios alguna vez impactara el corazón de ustedes en la ternura de Jesucristo, estarían tan enamorados de Él, el mundo estaría muerto, como el pecado en ustedes. Así es como saben que tienen el Espíritu Santo. No porque pueden gritar, aclamar, hablar, o lenguas, o lo que sea. Pero cuando el pecado llega a estar muerto, y ustedes están vivos en Jesucristo. ¡Oh amor de Dios, cuán rico, cuán puro!

Miren, aquí en Louisville, Kentucky, no hace mucho, un ministro estaba contando, que había una joven. Ella había esperado un poco en la vida para casarse, como por ahí cerca de los veinticinco, treinta años. Y ella era una fina joven cristiana fiel. Y había un cierto hombre en Louisville que no lo era; él no había vivido una vida tan buena, Él había andado en bailes y centros nocturnos, y demás, pero un día él hallo perdón por su pecado, y él llego a ser un verdadero cristiano, un verdadero cristiano fiel. Cómo un año después, él se enamoró de esta muchacha, y la muchacha se enamoró locamente de él. Y se casaron.

Y después que habían vivido juntos como dos años, dicen que está joven le dijo a su esposo un día: ¨Cariño, supongo que es algo difícil para ti, siendo tan solo un cristiano novicio. Yo he sido cristiana desde niña, pero para ti, un cristiano joven, tener que soportar todas las asechanzas y tentaciones que van junto con ello después que tu pecaste por tanto tiempo¨.

Y él le dijo: ¨Bueno, si llega a ser una lucha¨.

Ella dijo: ¨Quiero que recuerdes algo, que si el enemigo te perturba en alguna parte, y caes y regresas a pecar, no te ausentes de la casa. Quiero que regreses a casa. Tú vas a hallar en la casa la misma esposa con la que tú te casaste. Te ayudaré a orar para que regreses, y orar fervorosamente hasta que obtengas la victoria, y regreses a Dios. Yo no quiero que te ausentes. Mira me case contigo no basándome en lo que tú eras, sino que me casé contigo porque te amé. No importa lo que hagas, todavía te amaré. Me casé contigo porque te amé¨.

Y el hombre ese día se fue a trabajar, y lo oyeron repitiendo esto en el lugar en el que estaba trabajando. Él dijo: ¨Miren, ¿cómo pudiera un hombre hacer algo mal contra algo así?¨. Cuando una mujer, que lo ama tanto así, que no importaba lo que él hiciera, estaba dispuesta a que regresara y volver a recibirlo, y volver a intentarlo. ¿Ven? Ahora, ustedes multipliquen eso por un billón y luego tendrán algún idea de lo que es el amor de Dios.